La pluralidad, la identidad y la valoración de las diferencias: Se parte del reconocimiento y el disfrute de la enorme diversidad humana y tienen, a la vez como límite, los derechos de los demás.
A pesar de estar contemplada en la constitución el respeto a la diferencia y a la diversidad en nuestra Nación, todavía es común que se rechace o se discrimine a personas o grupos por su religión, etnia género, orientación sexual o por su discapacidad.
La formación de competencias ciudadanas en pluralidad, identidad y valoración de las diferencias busca promover en la escuela y en la sociedad el respeto y el reconocimiento de las diferencias y evitar cualquier tipo de discriminación.
Establecer relaciones constructivas entre personas o grupos con diferencias de cualquier tipo requiere del desarrollo de habilidades sociales como:
- la capacidad para comunicarse eficazmente a pesar de manejar lenguajes muy distintos.
- capacidad para identificar y superar prejuicios y estereotipos.
La pluralidad y la valoración de las diferencias tienen, por supuesto, un límite dado por los derechos humanos. La pluralidad no tolera todo. De hecho, desarrollar competencias ciudadanas es brindar herramientas para frenar maltratos, discriminaciones y violaciones de los derechos humanos, inclusive si esos maltratos hacen parte de prácticas aceptadas como normales por un grupo social o cultural específico. Por ejemplo, los niños deben saber desde pequeños que ningún maltrato a un menor es justificable, aunque esto pueda reñir con lo que algún grupo social pueda considerar que es una práctica educativa aceptable.
Las competencias ciudadanas promueven el conocimiento y valoración de la propia identidad, así como de las identidades de otros. En ese sentido, la pluralidad y valoración de las diferencias implica también respetar y tener cuidado de no herir las identidades de los demás. En suma, la pluralidad y la valoración de las diferencias consiste en el conocimiento, el respeto y la valoración de las múltiples identidades de cada ciudadano.El reconocimiento
se entiende aquí como una competencia ciudadana fundamentada en la construcción de condiciones de comunicación orientadas a la convivencia pacífica, el respeto y la reciprocidad. Implica la construcción de relaciones activas con los demás y una amplia capacidad de comprensión de sus necesidades y expectativas.
En la escuela es necesario promover esta competencia a dos niveles:
a) Reconocimiento de las personas a partir de características vinculadas a su raza, género, edad, preferencia sexual, apariencia física, estado de salud, habilidades y limitaciones.
b) Reconocimiento de costumbres, valores, creencias, personalidad y visiones de mundo de otras personas o grupos sociales.
Aquí no se trata simplemente de no discriminar al que es distinto o de no sumarse a las voces que estigmatizan a los que tienen creencias religiosas distintas frente al credo más socialmente difundido y aceptado. El reconocimiento implica afirmativamente la defensa de la diferencia y la lucha por su preexistencia; se trata de aprender a actuar a favor de las personas y formas de vida amenazadas en circunstancias específicas de la convivencia cotidiana, en consideración a que estas personas y formas de vida no amenacen a su vez las de otros.
La pluralidad, identidad y valoración de las diferencias es la apuesta por un auténtico reconocimiento es reconocer igual dignidad a otras personas por el hecho mismo de ser personas e igual dignidad a otras formas de vida por el hecho de que éstas están dispuestas a respetar a las demás formas de vida distintas a la suya. (Taylor, 1997: 294).
El papel articulador de la justicia y la ética del cuidado
La convivencia pacífica , la participación y responsabilidad democrática y la pluralidad, identidad y valoración de las diferencias son ámbitos de las competencias ciudadanas que
alcanzan su articulación en las decisiones y acciones del ciudadano que es capaz de desarrollar un sentido de la justicia . Esta competencia consiste no sólo en evitar hacerle daño a otras personas en quienes nuestras actuaciones puedan tener alguna injerencia, sino también en tratar de evitar que nosotros mismos o que otros padezcan injusticias cometidas por terceros o por instancias sociales específicas.
En la formación de competencias ciudadanas tienen relevancia competencias cognitivas como la toma de perspectiva y la capacidad de descentración que pueden ayudar a desarrollar el sentido de justicia , como a competencias emocionales –tales como la Empatía muy cercanas a la ética del cuidado.
Las propuestas éticas basadas en la justicia y el cuidado y las competencias, permiten reconocer que las obligaciones morales del ciudadano no se restringen a sus relaciones con el Estado –aunque las incluyan, sino que se amplían a la sociedad en su conjunto.
3. ¿CÓMO PROMOVER LA FORMACIÓN DE COMPETENCIAS CIUDADANAS?
3. ¿CÓMO PROMOVER LA FORMACIÓN DE COMPETENCIAS CIUDADANAS?
Las competencias ciudadanas integradoras se definen en el terreno de la acción, en el mundo de todos los días, en el ámbito de la cotidianidad.
De este modo, la formación de competencias ciudadanas se entiende como un proceso de aprendizaje para la vida a través del cual el individuo construye una relación viva con la sociedad –ciudad de la que hace parte y con el Estado y sus instituciones. Cuando la escuela propicia o facilita a sus actores sociales el paso de la heteronomía a la autonomía a través, por ejemplo, del uso de estrategias y acciones pedagógicas para el desarrollo moral y para el respeto y valoración de las diferencias al tiempo que desarrolla competencias morales, desarrolla competencias ciudadanas, complementando así la responsabilidad moral que tiene la escuela en la formación de nuevas generaciones con su responsabilidad política en la formación de nuevos ciudadanos.
La formación de competencias ciudadanas le implica al maestro tomar conciencia de que en la mayoría de las ocasiones su trabajo se dirige a la comunicación y entendimiento con menores de edad en sentido cronológico, que no por ello deben ser tratados como menores de edad en sentido filosófico. Es decir, los niños y jóvenes en nuestras escuelas pueden pensar por sí mismos, tomar decisiones morales, adscribir o rechazar causas colectivas, compartir ideas y definir rumbos de acción. Subestimar estas capacidades no ha resultado ser, hasta ahora, una buena política educativa. Promover su desarrollo a través de la reflexión, la discusión y la búsqueda de consistencia moral, en cambio, sí resulta promisorio para una sociedad democrática.
Para la cultura política, la coordinación de las acciones en la búsqueda del bien común es posible sólo si se construyen escenarios para la expresión de las aspiraciones individuales, si se promueve el debate como estrategia para la expresión de las diferencias y si se privilegia la crítica como la posibilidad de contravenir los riesgos del autoritarismo.
Las iniciativas pedagógicas dirigidas a la formación de competencias ciudadanas en la escuela pueden tener más posibilidades de éxito si se tiene en cuenta:
- La participación del mayor número posible de integrantes de la comunidad educativa, trabajando de manera coordinada.
El protagonismo de los estudiantes en la realización de las actividades centrales promovidas en las iniciativas de formación, a través del cual se desarrollen y reconozcan sus capacidades y se valoren sus formas de participación, comunicación y expresión.
La necesidad de fortalecer el gobierno escolar mejorando los esquemas de gestión institucional y haciéndolos cada vez más participativos; validando permanentemente los procesos de construcción colectiva del manual de convivencia, creando y manteniendo espacios para la discusión, análisis y legitimación de las formas de administración de justicia y control disciplinar en la escuela.
“La escuela un espacio en permanente construcción y reconstrucción.”
Existen diversos espacios en la escuela que se pueden aprovechar para la formación
Ciudadana, se requiere que estas actividades con estudiantes de todas las edades y grados de la institución, desde preescolar hasta los últimos grados.
Estrategias para la formación de competencias ciudadanas en la escuela
Estrategias para la formación de competencias ciudadanas en la escuela
Estas estrategias pueden realizarse en asignaturas especiales como las clases de Constitución y Democracia, Ética y Valores, o en los espacios para dirección de grupo (Estrategias de aula en asignaturas especiales).
3.1. Estrategias de aula en asignaturas especiales
Los espacios específicos para la formación ciudadana, es un espacio ideal, por ejemplo, para desarrollar las competencias necesarias para el manejo pacífico y constructivo de los conflictos. Por ejemplo, la mediación escolar, el aprendizaje cooperativo y las discusiones de dilemas morales demás espacios académicos e institucionales pueden ayudar a poner en práctica las competencias aprendidas en estas asignaturas especiales.
Ejemplo de actividad para el desarrollo de competencias emocionales en el aula
Ejemplo de actividad para el desarrollo de competencias emocionales en el aula
Las competencias emocionales son una parte fundamental de las competencias ciudadanas. Una de estas competencias emocionales se refiere a la capacidad de identificar las propias emociones y manejarlas de forma proactiva. No se trata de hacer desaparecer las propias emociones. Es evitar que un manejo inadecuado de las emociones pueda llevar a las personas a hacerle daño a otros o a hacerse daño a sí mismo(a).
Ejemplo de actividad para el desarrollo de competencias comunicativas en el aula.
La asertividad es una competencia comunicativa que permite defender los intereses propios tratando de no hacerle daño a la relación que se tiene con el otro, y esto es fundamental para la convivencia, la participación ciudadana, la pluralidad y la defensa de los derechos fundamentales.
La asertividad se puede desarrollar desde muy temprano en la vida. Además, siempre es
posible ponerla en práctica en situaciones cada vez más complejas
Ejemplo de actividad de mediación de conflictos
Ejemplo de actividad de mediación de conflictos
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